Ayuno por ti
Ayuno por ti
 

El ayuno que proponemos

Introducción

 

Hay muchos tipos de ayuno. La Iglesia católica habla del ayuno indicando que es una obligación de todos los fieles[1] definiendo como tiempos penitenciales “todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma” (n. 1250). Aunque prescriba que el “ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo” esto no significa que sólo haya que hacerlo esos días, sino que en esos días es importante que se dé una comunión eclesial en el ayuno y la abstinencia. Pero es una práctica espiritualmente sana y promovida también durante todo el año. Como escribió San Juan Pablo II en Evangelium Vitae:

 

 “Jesús mismo nos ha mostrado con su ejemplo que la oración y el ayuno son las armas principales y más eficaces contra las fuerzas del mal (cf. Mt 4, 1-11) y ha enseñado a sus discípulos que algunos demonios sólo se expulsan de este modo (cf. Mc 9, 29). Por tanto, tengamos la humildad y la valentía de orar y ayunar […]”[2]

 

En cuanto al tipo de ayuno, propio de la Iglesia, es propio el hacer una comida normal al día y las otras dos muy frugales, aunque se puede repartir esa comida en tantas veces como se estime oportuno a lo largo del día. No es un ayuno especialmente fuerte, y además “el agua no rompe el ayuno”[3].

 

El ayuno completo, sin embargo, es bastante más duro. Consiste en no comer ni beber (antiguamente la cuaresma de los cristianos era así los 40 días). También hay quienes comen y beben antes de salir el sol y después de ponerse (típico del Ramadán de los musulmanes, que tomaron de nuestra Cuaresma), o el ayuno de sólo fruta (que, parece que no, pero también cuesta).

 

En cuanto a la duración del ayuno, varía bastante. Lo típico en la tradición cristiana y judía han sido siempre dos días a la semana, pero los hay también más ascéticos y penitenciales de 7, 21 y 40 días e incluso los que no tienen fecha de fin, esperando a que el Señor revele cuándo “entregarle” el ayuno, es decir, cuándo terminarlo.

 

Nuestra propuesta

 

En AyunoXti proponemos principalmente el ayuno a Pan y Agua, que es también el que es propuesto por la Virgen de Medjugorje y que tantos adscritos tienen en el mundo (es probable que actualmente la mayoría de personas que practican el ayuno lo hayan iniciado a partir de saber que lo pide la Virgen de Medjugorje):

 

“Pido a las personas, que oren conmigo estos días y que oren lo más posible. Que además ayunen de forma estricta los miércoles y los viernes; que recen cada día, cuanto menos el Rosario completo: los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos” (14 de agosto de 1984).

 

Es un ayuno sencillo, no quita tanto las fuerzas y es indicado para quienes trabajen o tengan tareas familiares. Es curioso que la Virgen, además, pida el rezo del Rosario completo (los 3 misterios). En cuanto al ayuno, aunque no se persigan propiamente objetivos de salud, está muy demostrado su gran efecto positivo a nivel físico y mental, pero sobre todo ayuda a hacernos libres de nuestro vicios y a apreciar tanto la Eucaristía como la comida en general.

 

El ayuno que proponemos es un "ayuno a pan y agua" cada miércoles. Empieza al levantarnos y termina con el "des-ayuno" del día siguiente. Se puede comer todo el pan que se quiera y beber el agua que se quiera (de hecho es bueno beber mucha agua). No se trata de pasar hambre, propiamente, sino de renunciar a todo lo demás (café, caramelos, postres, cigarrillos, infusiones, tentempiés, chicles, etc.) y centrarse en el recogimiento y la oración, acordándose en la bendición de las comidas de las intenciones del mes.

 

Se puede comer pan seco, pan tostado, enriquecido con harinas integrales, puede ser pan de maíz, etc. Lo importante es que sea un pan nutritivo ya que si tomamos un pan como el de la barra del supermercado no nos alimentará lo suficiente y podremos sufrir hambre, dolor de cabeza, cansancio, etc. (además que el gluten de esas harinas no es sano y se digiere peor por las cortas fermentaciones que realizan). Tampoco hay que ponerle al pan añadidos a la hora de tomarlo, como más aceite, queso, tomate u otras cosas, evidentemente.

 

Un ejemplo de receta de pan para el ayuno es la siguiente:  http://ayunoxti.blogspot.com/2018/05/panecillos-ideales-para-el-ayuno.html  

 

Otros ayunos

 

Quien no consiga por muchas razones (dificultad con el pan, celiaquía, etc.) a ayunar a pan y agua, tiene otras oportunidades y puede pertenecer a esta comunidad sin duda alguna. El objetivo del ayuno es poder disfrutar del sacrificio que se entrega a Dios y, si bien la mortificación voluntaria de nuestros deseos y necesidades tendrán siempre recompensa en el cielo, lo más importante del ayuno es que nos unamos a Dios y elevemos nuestra mirada al cielo con más facilidad. En este sentido hay muchas posibilidades con respecto al ayuno y todas son buenas mientras no sean un formalismo que busque el sacrificio menor o cómodo, sino una entrega eficaz a Dios que nos permita centrar la atención en lo más espiritual: amar mejor a los demás, encontrar un rato de oración, pensar más veces en el Señor u ofrecerle a lo largo del día más momentos con jaculatorias y pensamientos breves.

 

Para estos casos caben también ayunos de muy poca comida al día (por ejemplo, una tostada en el desayuno, 2 croquetas en la comida y un vaso de sopa por la noche) o parciales (saltarse la comida o sólo la cena). Lo importante no es la perfección exterior, sino el esfuerzo interior por amor.

 

El ayuno es una gran ocasión no sólo para interceder ante Dios por todos los pecados del mundo y nuestras necesidades, sino para dar testimonio de nuestras prioridades y creencias ante los demás. Sin vanidad y con mucha humildad, pues toda gracia viene de Dios y ayunar es una de ellas que hay que pedir y no merecemos, pero dando sencillo y claro testimonio de uno de los más grandes valores del cristianismo que se está perdiendo: la actitud penitente que tanto ha pedido la Virgen de Fátima, de la Salette y muchas otras.

 

Dificultades de ayunar

 

Cuando se inicia un ayuno enseguida el Demonio se molesta e inquieta. Él sabe que le queda poco tiempo[4] para apartar las almas de Dios (su único objetivo final) y por eso se apresura a impedir especialmente las obras que conllevan mayor conversión. Ataca con frecuencia con dolores de cabeza, náuseas y debilidad, pero sobre todo acosa con pensamientos de inutilidad con respecto al sufrimiento y al ayuno, así como de ligereza en el rigor del ayuno que nos proponemos. Tras los primeros días de ayuno, que se suelen vivir con una cierta alegría psicológica debida a la novedad de la experiencia añadida a la alegría espiritual (como el enamoramiento del noviazgo antes de que madure en amor maduro), aparecen tentaciones de dejarlo o reducirlo. Cuanto más bien nos haga, más el demonio tratará de impedirlo. Por eso es importante acompañarlo de la mayor oración posible. Esta oración no es sólo rezar oraciones, sino sobre todo una actitud que constantemente nos devuelve el pensamiento a Dios y encuentra en él el sentido del sacrificio que se está haciendo. Es un mirar al cielo, recordar el porqué, recobrar fuerzas y ánimos y seguir adelante. Que cada instante sea un momento de alabanza apoyado por el recuerdo, el respeto, la admiración y la gratitud constante del gran sacrificio que Cristo hizo por nosotros.

 

¿Es duro o fácil ayunar?

 

Como casi siempre, depende. A veces el ayuno se hace fácil, otras muy difícil.

 

A quienes les cueste poco, que den gracias a Dios, pues no es menos valioso el ayuno fácil, pues siempre supone renunciar a otras cosas ya que implica dejar también otros vicios o caprichos como el tabaco, el chocolate, el café, la galleta después de comer o el caramelo para el aliento; también sirve para dar testimonio a los hijos o a los compañeros de trabajo (atención al riesgo de autoconsiderarse mejores y a la vanidad, es importante la discreción en este tipo de testimonio). En este sentido, sin embargo, el ayuno no es sólo comer pan o menos, sino no comer otras cosas y por eso es también muy valioso.

 

A los que les parece duro o difícil, que tengan ánimo y no abandonen, pidiendo siempre la gracia al Señor. Si algunas veces no nos apetece y la alegría no está presente, tampoco pasa nada. Ofrecemos lo que tenemos y seguimos adelante con constancia y fortaleza. Ayuda ayunar con alguien, como un amigo, el cónyuge o incluso un hijo... y esta comunidad de oración pretende también esta comunión en la oración y la mortificación. A veces, en su grande pedagogía, Dios nos educa y nos instruye mostrándonos nuestras debilidades y pobrezas. A la luz de grandes santos que ayunaron toda la vida como Santa Clara de Asís, que comía pan y agua todos los días de su vida excepto el día de Navidad o muchos que vivieron años y años sólo de la eucaristía, sin beber ni comer. Grandes caminos que nos revelan la grandeza de Dios, quien cuando quiere permite una ascesis sobrenatural.

Así que no nos preocupemos por si es fácil o difícil y sigamos juntos adelante, confiados en que Dios algo nos enseña y nos mostrará en este camino, aunque fuera sólo el cielo para nosotros, que no es poca cosa.

 

Características indicativas para ayunar en comunidad:

  • Si es fiesta grande, se suspende: patrono familiar, cumpleaños del ayunador, fiestas de precepto como Navidad, la Asunción de María, un santo de devoción especial para la persona o la familia, etc.
  • Solemos hacer ayuno los miércoles, pero muchos lo hacen también los viernes. En ambos casos, recordemos que en los tiempos de Navidad y Pascua, para celebrar en la Iglesia la gran fiesta que supone, proponemos reducir un poco el ayuno. No es una característica obligatoria, pero es recomendable. En general ayunamos los miércoles solamente, así que podremos liberar una cena o una comida. En caso de ayunar miércoles y viernes, podemos liberar uno de los días.
  • No se ayuna en las octavas de Navidad y Pascua, por ser cada día de fiesta como si fueran domingos;
  • Antes de comer es oportuno dar gracias a Dios, bendecir el pan y el agua que se va a tomar parándose un momento para realizar una oración personal en la que es precisamente cuando nos acordamos más de la intención común.
  • Los enfermos y las embarazadas no deberían de ayunar, pero podrán mortificarse de otra forma si lo ven adecuado y bajo la dirección del director espiritual;
  • Si en alguna ocasión se rompe el ayuno, no es motivo de abandono o de reducir las exigencias. Al igual que cuando pecamos, nos definimos más por cómo nos levantamos que por cómo caemos, en el ayuno nos definimos más por la constancia esperanzada que por las caídas.
  • El día de ayuno es bueno reducir al mínimo otras actividades como ver la TV o el ocio.
  • Los hijos que no ayunen también podrán participar de una ligera mortificación reduciéndose a beber agua, no comer el postre o dulces, o rezar un poco más, para que “que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia”[5]. En este sentido el simple ver que los padres ayunan es educativo y pedagógico.

 

Si es tu primera vez

 

Si es la primera vez que te propones ayunar: ¡¡bienvenido y enhorabuena!! Necesitas mucho ánimo y seguramente algo de ayuda, por lo que te recordamos que estamos a tu disposición para ayudarte en todo lo que puedas necesitar al correo electrónico. Aún así, es importante que comentes tu intención con tu director espiritual, para que pueda ayudarte desde cerca en este estupendo camino del ayuno.

 

Si llevas tiempo ayunando

 

Gracias por unirte a nuestras intenciones. Cuantos más pidamos por lo mismo más gracias conseguiremos para esa causa y más estaremos apoyando a la Virgen en sus intenciones. Para cualquier cuestión no dudéis en preguntarnos y consultarnos.

 

[1] Libro IV, Parte III, Título II, Capítulo II, “De los días de penitencia”, n.1249-1253

[2] S.S. San Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium Vitae, n. 100.

[3] El mismo magisterio de la Iglesia Católica lo recoge en el Denzinger (Altera Editio) AAS 49 (1957) 177, n. II; a su vez retomado del Motu proprio Sacram Communionem, de 19 de marzo de 1957.

[4] “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha bajado a vosotros, rebosando furor, sabiendo que le queda ya poco tiempo” (Ap 12, 12).

[5] Derecho Canónico, Libro IV, Parte III, Título II, Capítulo II “de los días de penitencia”, n. 1252.

"AyunoXti"

"En cuanto a esta clase de demonios, no se les puede expulsar, sino por medio de la oración y el ayuno"

(Mt 17, 21)

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