Es bueno empezar el día de ayuno poniéndose en las manos del Señor y especialmente de nuestra madre, la Virgen María, quien en los ultimos dos siglos ha pedido con mucha insistencia oración, penitencia y mucho ayuno.
Una muy buena oración liturgica para empzar el ayuno es la que encontramos en la oración colecta del Miércoles de cenizas:
Concédenos, Señor, comenzar el combate cristiano con el ayuno santo, para que, al luchar contra los enemigos espirituales, seamos fortalecidos con la ayuda de la austeridad. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.
Una segunda variante es:
Al ofrecer el sacrificio de nuestro ayuno, te pedimos, Señor, que, mediante las obras de caridad y de penitencia, dominemos las malas inclinaciones y, limpios de pecado, merezcamos
celebrar piadosamente la pasión de tu Hijo para resucitar un día con Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.
Y una tercera variante es:
Que tu Gracia nos sea de ayuda, Señor, para que nuestros ayunos sean gratos a tus ojos y nos sirvan de medicina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amen.